jueves, 14 de octubre de 2010

VUELA

Te has ido con valor y coraje, sabiendo que el camino ya tenía un final. Nos has despedido a todos con buena cara y dulces sonrisas y hasta el último día has estado pendiente de los demás.

Alégrate porque has visto crecer a todos tus polluelos, que fueron abandonando el nido para volar por sí mismos y que hoy les vuelves a tener a tu lado.

Alégrate por los grandes momentos que hemos disfrutado. Cuántos finales de año sentados todos cerca de la televisión y cuántos cumpleaños con tartas y regalos.

Alégrate por los increíbles veranos que tuvimos. Rodeada de las hermosas flores que con tanto mimo cuidaste durante años y el sol tostándote tus aún juveniles piernas.

Pero ahora somos nosotros los que tenemos que alegrarnos por ti. Ya no habrá camillas ni comida sin azúcar, ya no necesitarás pastillas para la tensión ni te cansaras cuando andes. Ahora te espera una etapa nueva donde podrás respirar por ti misma el aire que te rodea y canturrear “Las Mañanitas” a los que allí te acompañan.

Pero nuestra mayor alegría es que hoy volverás a ver a tu añorado compañero de fatigas, ese que te acompañó durante años y que partió mucho antes para prepararte el sendero. ¡Mira!, allí está, vestido de militar con un ramo de claveles esperando en un altar. Mira la alfombra roja que se detiene a tus pies y mira que a su lado están tus padres y tus hermanos. Ponte tus mejores galas y camina erguida y orgullosa pues no todos tienen la suerte de casarse en un cielo lleno de estrellas. Corre, ve con ellos pues ahora estás lista para partir. Ya se han encargado de prepararte lo necesario, la casa está terminada y sólo faltas tú.

Nos alegramos de que por fin descanses tranquila, que oigas el sonido de violines y guitarras y que veas los vivos colores de nuevos paisajes para ti desconocidos pues allá donde vas no hay más que verdes prados y bellos jardines de tulipanes y amapolas. Sin embargo, aquí nos quedamos con la pena y nuestros ojos se humedecen al ser conscientes de tu partida. Por eso, acuérdate de nosotros y vela por nuestros corazones, danos fuerza y ánimos para seguir luchando día tras día. Ven a visitarnos cada noche en nuestros sueños y susúrranos al oído que hemos sido lo más grande de tu vida, que seguirás nuestros pasos y que allí estarás tú cuando vayamos a verte.

Alégrate porque ya nos diste todo. Ahora vuela con el viento, agita tus alas y disfruta del viaje.

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