lunes, 8 de febrero de 2010

Primeras citas VS Entrevistas de trabajo

Con la crisis que nos acecha y las miles de personas que se han quedado en el paro, la búsqueda de empleo esta a la orden del día. Prensa, Internet, amigos, vecinos... da igual la fuente pero intentamos agarrarnos a lo que sea. Bueno, según las condiciones porque los sueldos últimamente están por los suelos, vamos, que casi no me da ni para comprar pipas. De esa búsqueda salen las temidas Entrevistas de trabajo. Hay que actualizar el curriculum, no sabes que decir, no sabes que ponerte, que tipo de preguntas harán o si te intentan hacer una prueba de idiomas o de informática, cosa que de sólo de pensarla te da un repelús. Pues ¿sabéis? Las primeras citas son exactamente iguales a las entrevistas de trabajo.

La primera vez que ves a un chico, en discoteca, amigos de amigos o incluso porque os conocisteis en un chat, las cosas son más fáciles. Temas de poca profundidad y, como estas de marcha, tienes a tus amigos cerca que te respaldan. Estás mentalizado a disfrutar de la noche y te olvidas de los formalismos y de los protocolos. Sin embargo, llega el momento crucial de “Bueno, si quieres me das tu teléfono y quedamos…”. Una de dos, o te emocionas porque te lo ha pedido o piensas “ya esta el típico pringado que pide el teléfono y nunca llama”. Como en las ofertas de trabajo, tú mandas el curriculum y un día cualquiera te llaman para concertar una entrevista. En el caso de la cita, el chico, días después decide llamarte. Te emocionas y gritas: “¡bien! ¡Me ha llamado!”. Se establece un día para la entrevista y a partir de ahí es cuando empieza el proceso de selección.

Días antes, tienes ganas de que llegue el momento. Llevas un tiempo parada, estas en el mercado… pero nada, y te han llamado para darte la oportunidad de tu vida. No hay que perderla. El día de la entrevista ya empiezan los nervios: cómo será, qué dirás, caerás bien, que haréis, dónde iréis, cuanto durara la cita... Tu curriculum está actualizado: ducha, crema exfoliante de mango y guayaba, sesión depilatoria… Hay que estar perfecta y no puede quedar ni un detalle sin mirar. Has abierto el armario de par en par y has sacado todos los conjuntos que te suelen quedar bien con los respectivos zapatos. No hay que estar demasiado imponente, eso seria igual que parecer chica fácil, tampoco ir tapada hasta los tobillos, ir de traje es muy formal pero ir con vaqueros es demasiado casual. Se acerca la hora: Peinado perfecto, maquillaje discreto y vestimenta apropiada.

Día de la semana cualquiera, La Latina, 19:00 horas. Llegas puntual pero no está. Pasan 5 minutos, no llega “¿Me habrá dado plantón? ¿Y si le hago una perdida?”. Son los típicos 5 ó 10 minutos de rigor de toda entrevista (también de las de trabajo) así que, siempre hay que ir mentalizadas a que puede pasar o no, depende de la formalidad del entrevistador. Al fin llega, disculpándose por la demora, o bien por el tráfico o por la dificultad de aparcamiento. El saludo, muy formal. Es él quien decide donde ir, lugar cerrado, espacioso y con poca gente para hacer mas fácil la conversación. Con una bebida fría, una mesa pequeña y ambos frente a frente, comienza la parte importante. La formación es básica. Es imprescindible saber de muchos temas: cultura, deportes, trabajo, economía, viajes, animales. No puedes olvidar comentar lugares de fiesta, pero haciendo hincapié en que sueles retirarte temprano por el cansancio, la edad… No se vaya a pensar que eres una loca desenfrenada de la noche o, lo que es peor, una vampiresa, que duerme con el sol, y sale de caza con la luna. Durante la conversación, las preguntas se intercalarán con breves explicaciones o comentarios. Hay que prestar atención y no perder la mirada en lo que toman los de la mesa de enfrente. Habrá momentos de tensión por no saber que decir, silencios incómodos donde cuesta ser el primero en arrancar, risas forzadas o comentarios que no venían al caso. Aun así, hay que parecer natural.

El tema de experiencia profesional es mejor tratarlo muy de soslayo. Puede saber que has hecho un “master” con otro durante unos años, eso da estabilidad emocional, pero no le cuentes en cada oficina en la que has estado, en los tiempos que corren es mas habitual, pero no es necesario que se lo relates, y menos aún los momentos con los ex. Los idiomas son cruciales. Normalmente el inglés es el idioma más solicitado, pero en el proceso de selección femenina, los chicos suelen reclamar más el francés. ¡NO! No te piden que lo hagas allí mismo, ellos dan por sentado que controlas los verbos, las declinaciones y todo lo que conlleva el dominio de la lengua. Las lenguas vernáculas como el Griego… o el Latín no son reclamadas en un primer momento, pero pueden ser requeridas a posteriori. Una vez pasada la selección, podemos eludir el proyecto llamando la atención de otra propuesta original o recurriendo al dominio del ya mencionado francés. O afrontarlo sin más, según si estás dispuesta a abrir… otros caminos.

Otro aspecto que siempre suma puntos es la velocidad con las manos. Es una habilidad muy valorada para momentos de gran tensión, y si mientras manejas las manos, hablas francés… seguramente el puesto ya sea tuyo. Habrá que dar clases para practicar más mecanografía. No podemos olvidar la informática, saber encender el aparato desde primera hora de la mañana, por la tarde, por la noche, viendo el fútbol, durante un viaje de cuatro horas a la playa… cualquier momento puede ser bueno, sólo hay que saber qué y cómo tocar. Durante el proceso, nosotras solemos fijarnos en las temidas señales: si cruza las piernas, los brazos, si me presta atención… ¿Me esta mirando a mi o a mi escote? Cualquier signo que pueda ser positivo o negativo: “¡Oh, no! Está mirando el reloj constantemente…”

La despedida es importante, es la última imagen que va tener de nosotras. Todo queda en el típico ya te llamaré o a la próxima invito yo y unas cuantas sonrisas cordiales. Sin embargo, una vez que estás sola, nunca sabes si habrá una próxima entrevista. ¿Le habré gustado? Si pasan mas de tres días sin dar señales, no te molestes en llamarle para saber como va el proceso, directamente has sido eliminada.
También hay que mencionar a aquellos que necesitan hacerte pasar por un examen práctico de tus cualidades. Si es así, seguro que quedarán entusiasmados e incluso te llamen para una segunda visita, pero tampoco tengas esperanzas, ya saben hasta donde puedes llegar y es más que probable que te ofrezcan un contrato temporal o de obra y servicio.

Puede que te surja una cita fuera de tu comunidad. En estos casos, ármate de valor, de entusiasmo, de paciencia y, sobre todo, ve preparada para cualquier cosa. O bien le encantas o bien te deja con las maletas en la estación de tren. Pase lo que pase, no te desanimes, seguramente lo has hecho bien pero él no estaba a la altura de las circunstancias. Eso sí, no seamos pesimistas Alguna vez la entrevista puede salir tan bien que te llamen al momento y seas la candidata perfecta. Nunca podemos rendirnos ni tirar la toalla. Cada cita o entrevista será distinta, tendrá algo peculiar o algo de lo que aprenderás, pero recuerda, aunque te estén entrevistando, tú también debes de hacer el proceso de selección y, si no te convence la empresa, descártala al momento.

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